Quiero ser como Joaquín
Había una vez una niña llamada Alex que vivía Sevilla, una hermosa ciudad en el sur de España. Alex era de origen argelino y su familia se había mudado a España cuando ella era muy pequeña. Alex era una niña inteligente, amable y apasionada por el fútbol. Desde muy temprana edad, había desarrollado un amor por el deporte y soñaba con convertirse en una futbolista profesional. Algunos de sus compañeros de clase no entendían su pasión por el fútbol y se burlaban de ella, pero nunca dejó que eso la desanimara.
A pesar de vivir en un país diferente, Alex nunca olvidó sus raíces y se enorgullecía de su cultura y tradiciones. Durante el mes sagrado del Ramadán, practicaba el ayuno junto con su familia. Aunque era un desafío no poder comer ni beber desde el amanecer hasta el anochecer mientras corría detrás del balón, Alex lo consideraba un momento especial para reflexionar, mostrar gratitud, ser compasiva y ayudar a las demás personas.
Alex tenía un ídolo futbolístico, Joaquín, un jugador del Real Betis Balompié. Desde que vio su primer partido en el estadio Benito Villamarín, se había convertido en una gran admiradora del equipo y, especialmente, de Joaquín. Alex admiraba su pasión, habilidades y su capacidad para unir a las personas a través del fútbol.
Un día, mientras Alex caminaba hacia el parque con su balón de fútbol en la mano, se encontró con un grupo de niños que jugaban un partido improvisado. Alex decidió unirse a ellos y mostrar sus habilidades con el balón. Pese ser la única niña y llevar velo, los niños la aceptaron y le dieron la oportunidad de jugar. Poco a poco, Alex ganó su respeto con su talento en el campo de fútbol. Los niños se dieron cuenta de que el fútbol no tenía barreras y que Alex era una jugadora talentosa. Jugaron juntos día tras día y Alex se convirtió en una parte importante de su equipo improvisado.
Alex siguió jugando en el parque hasta que un reclutador de talentos del Real Betis se acercó y observó su habilidad con el balón. Impresionado por su destreza, el reclutador se acercó a ella y le preguntó si le gustaría unirse a la academia juvenil del Betis. Alex estaba asombrada y emocionada, ¡era su oportunidad de estar un paso más cerca de su sueño de convertirse en futbolista profesional!
Alex no podía creer su suerte. Corrió a casa para contarles a sus padres la emocionante noticia. Estaban orgullosos de su hija y la animaron a seguir persiguiendo sus sueños. Alex comenzó a entrenar con el equipo juvenil del Real Betis y trabajó arduamente para mejorar sus habilidades y convertirse en una jugadora destacada.
Sin embargo, sus padres tenían que hacer cada vez mayores esfuerzos para que no se resintiera la economía familar, pues ambos tenían trabajos precarios, hasta el día en que ya no pudieron seguir pagando facturas y se plantearon la posibilidad de volver a migrar en busca de nuevas oportunidades.
Alex se encuentra ante una encrucijada en la que vuelve a no tener el balón en sus pies.